A Marta, en su 20 cumpleaños
Niña de mis horas superpuestas,
niña de tus horas repartidas.
Tu metrónomo loco va marcando mis tiempos:
horas de casi ningún segundo,
otras horas infinitas.
Horas que planean (todo el tiempo planean)
entre el cielo y la nuca,
entre la nuca y el vientre
(a veces se posan);
y todas me dejan aromas diferentes,
sabores diferentes:
a frutas, a azahar,
a cedro;
también a sal y a café.
Niña de mis horas voladoras
desde las armonías de tu presentimiento.
Tú le pusiste alas a mis horas
y le diste sabores a sus vuelos.
Ellas a cambio siguen, como siempre,
pendientes de tu sueño.
A. Álvarez
Agosto de 2011
Agosto de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario